Las rodillas son una de las articulaciones que cargan gran parte del peso de nuestro cuerpo y a su vez por el movimiento están bajo una presión constante. Por ello es muy común que aparezca un desgaste o una lesión.
Las lesiones de la rodilla se producen por un desgaste, por un trauma o por una limitación de movimiento. Las de tipo degenerativo o por desgaste son parte del proceso de envejecimiento de la articulación ya que con el uso continuo y el tiempo se vuelven más vulnerables produciendo que los tejidos como el cartílago, el menisco o los ligamentos se vean afectados causando dolor e inflamación.
Cuando se comienza una práctica de yoga es normal que al principio se sienta la intensidad de los estiramientos o las extensiones. En ocasiones producido por una mala alineación o una tensión muscular.
Es muy importante cuidar y fortalecer nuestras rodillas.
Sabemos que la práctica de yoga aumenta la flexibilidad y el rango del movimiento de las articulaciones, sin embargo una mala ejecución de las asanas puede empeorar algunas lesiones degenerativas si no se toman algunas precauciones.
En primer lugar, deberás comprender cuál es la anatomía y cómo funciona la rodilla.
Deberemos evitar el dolor en las rodillas y trabajar en rangos de movimiento donde se esté cómodo y sin dolor.
Realizar asanas para fortalecer la musculatura con conciencia interna y escucha para evitar la compresión o molestia en la rodilla.
Mejorar la flexibilidad en la cadera. La falta de apertura en las caderas es una de las principales razones por las que hay dolor en la rodilla. Puedes elevar tu asiento con la ayuda de una o varias mantas.
Realizar una microflexión en las rodillas para no llevarlas a una extensión excesiva que genere dolor. En posturas sentadas puedes utilizar una manta o toalla debajo de las rodillas.
Siempre adaptar el asana al alumno y no forzar una postura que el cuerpo no pueda hacer.
«La mejor manera de cuidar tu cuerpo es entenderlo»